Era la séptima vez que tropezaba con la misma gata. Él lo achacó al destino, ella lo calificó de error.
2.
—¿Me quieres, gatita mía?.
—Te quiero en esta vida y en las otras seis, aunque te huela el aliento a pescado. Eres el único que me sabe amar.
3.
Siempre pensé que era alérgico a los gatos hasta que mi mujer nos abandonó a Silvestre y a mí. Me desapareció la urticaria y jamás he vuelto a estornudar.
4.
Cada noche ayuda a sus congéneres más desvalidos. Les guia hasta el refugio que les proporcionará comida, techo y cuidados. Después, satisfecho, se desvanece dejando su sonrisa flotando en el aire.